lunes, 7 de agosto de 2017

La interpretación


Lic. Maria Graciela Ronanduano

La capacidad de escucha del analista impone el deber de interpretar aquello que capta en la transferencia al ir haciendo consciente lo inconsciente.
Difícil es tener oídos para oír y voz para interpretar. También lo es comprender y descifrar. Comunicar sin soslayar el mensaje es la labor y responsabilidad del analista en el proceso de cura.
¿Nos preguntamos por aquellas interpretaciones que no hicimos o no alcanzamos a hacer? Es fundamental que cada interpretación logre despabilar tanto por el sentido que transporta como por la experiencia del interior que suscita. La tarea analítica de interpretar es un acto de despertar a quien se encuentra adormecido en su síntoma en relación a lo que no entiende o ignora. El ser humano es incapaz de formular su deseo en forma directa y para llegar a rescatarlo hay que proceder como en el análisis de los sueños atravesando sus múltiples formas y significados. Freud ha demostrado en sus casos que interpretar no es recrear lo habitual cayendo en somnolencia, ni para el paciente “creer o aceptar lo que se le dice” sino que la interpretación en sí misma mueve al paciente a hacerla propia como verdadero producto y testimonio del trabajo analítico. Por esta razón el análisis lejos de crear dependencia lleva al paciente a aprender por sí mismo y a la re flexión. Tal como vemos paciente y analista no se reúnen para recrear la ilusión de plenitud que siente el ser humano junto al otro devolviéndolo al rebaño como ocurre con el discurso social sino despertando su capacidad de darse cuenta.
Despertar al analista de la responsabilidad de interpretar sin soslayar el mensaje que recibe es el legado freudiano. Cuando y de qué modo se interpreta es librado al arte del analista al ir descifrando y acomodando la herramienta en cada instante. La amplitud y el alcance de la interpretación va desde el modelo de las intervenciones de Freud con Dora para lograr una rectificación que relance el trabajo resolviendo el obstáculo de transferencia hasta transportar al analista a ser una pieza más dentro del mecanismo psíquico del paciente que permita reeditar con exactitud y actualidad los hechos del pasado que gravitaron sobre él.
Esperar la transferencia antes de interpretar es indispensable para no actuar por lo que se cree suponer y por ser el lugar donde todo acontecer se legitima y verifica. Existe una pasión humana de interpretar y reinterpretar a veces para avanzar, para desviar la exactitud del significado y otras para pasar de un significado a otro por puro juego de desplazamiento. Trabajar sobre la transferencia nos permite salir de tal atolladero.
¿Qué será de la interpretación al llegar a destino? En el interjuego de la transferencia y la resistencia será doblemente vivida como aceptación y como rechazo. Interpretar sin transferencia es fácil y superfluo pero ahoga el trasfondo de la reserva inconsciente de la cual se espera para trabajar con el eterno retorno del pasado reeditándose en lo actual.
Instalada la transferencia es fundamental la labor de desciframiento que implica la interpretación, porque en la praxis convergen un número complejo de posibilidades combinatorias que llevan a diversas direcciones aunque sólo sea un pequeño signo obtenido de éste modo será más rico que mil palabras.
Tal como para poder captar en el libro de James Joyce “Finnegans Wake” que el título lleva el texto cifrado de su contenido Finn, humilde albañil muere y en el entierro unas gotas de whisky al caer sobre sus labios le devuelven a la vida. ¡Otra vez Finn se levanta y festeja con los suyos!! Dicho personaje ave fénix moderno al que sólo alcanzan quienes acceden a decodificarlo y descifrarlo sin pretender llegar por una simple lectura ya que no es ese el mensaje de la pluma James Joyce.
El modo lógico de combinatoria inconsciente es múltiple y no requiere solo de una modalidad de lectura sino de la capacidad del analista para realizar un complejo desciframiento del material como dice Bion “sin memoria y sin deseo”.
La regla psicoanalítica es libre de impurezas por provenir del trabajo de enfrente mutuo entre regiones vecinas (“gegen, einander, uber”) entre el paciente y el analista, entre el asociar libremente y el atender en atención parejamente flotante, entre consciente e inconsciente. Este término que Freud aplica escasamente usado se observa también en la obra de Goethe para referirse a “Cielo e Infierno” como regiones diferentes no enfrentadas sino en enfrente mutuo y también puede observarse entre “Realidad y Poesía” en la obra de Mörike. Dicho término permite ubicar la posición de cada uno desde su obligación y estructura en el trabajo analítico en observancia de la regla y refleja un modo de permanecer en contacto de proximidad ante magnitudes diferentes. Con la aplicación de la regla psicoanalítica y el noble método, Freud nos ha llevado a la par de los autores más lucidos y complejos de nuestros tiempos al invitarnos a aumentar nuestra capacidad de abstracción para alcanzar niveles cada vez más complejos al relacionar tanto las emociones como las múltiples cuestiones que la mente del psicoanalista recibe y debe interpretar llegando en tiempo y forma, a la vez que ha sido ejemplo de humanidad y sensibilidad frente al dolor de las personas.
Si bien la interpretación usa un número finito de palabras lo hace sobre una variedad infinita de sensopercepciones que esperan ser reconocidas y evidencian la complejidad de nuestra organización mental. Sabemos que el desciframiento es el mayor alcance que tiene la interpretación en psicoanálisis aunque lleve al silencio o conste de pocas palabras y solo se mide su efectividad por el “darse cuenta”, signo inamovible del despertar.



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