jueves, 3 de agosto de 2017

El tema de la sugestión (o en qué consiste el análisis) Apuntes Freudianos.


por Dr. Héctor Krakov

Es frecuente que en nuestro medio se intente diferenciar psicoterapia de psicoanálisis a propósito de remarcar que la sugestión se utiliza en el primero de los abordajes, mientras que se prescinde de ella en los tratamientos psicoanalíticos.  
Tales afirmaciones se apoyan particularmente en el trabajo de 1919 en el que Freud, pensando acerca de la aplicación de la técnica psicoanalítica en las nuevas condiciones sociales, nos dice:
Y también es muy probable que en la aplicación de nuestra terapia a las masas nos veamos precisados a alear el oro puro del psicoanálisis con el cobre de la sugestión directa, y quizás el influjo hipnótico vuelva a hallar cabida, como ha ocurrido con el tratamiento de los neuróticos de guerra” (pág. 163).


Con esta apoyatura, la comparación metafórica entre el oro puro y el cobre pasó a utilizarse para subrayar que los analistas somos usuarios de una herramienta de aurífera pureza.
Sin embargo, vale la pena que precisemos a qué se refería Freud con el cobre de la sugestión directa.
Por lo pronto tenía para él un sentido unívoco, que era diferente al de sugestión (sin el adjetivo de directa), que iba adquiriendo nuevos significados según el contexto teórico que estuviera utilizando en cada momento.
Por tal razón, y al solo efecto de ubicar el problema, es útil delinear algunos ejes conceptuales que corresponden a la historia del psicoanálisis.  
En los artículos iniciales sobre técnica (1904, 1905) queda claro que el método psicoanalítico se constituyó como una terapia catártica, conservando basamentos de la técnica hipnótica. Ambas compartían en ese momento una misma teoría sobre el enfermar: los pacientes padecieron una situación traumática y habían retenido el afecto concomitante.
Durante el trance hipnótico se intentaba que el afecto, que se había trastocado en inervación somática, pudiera conseguir una vía de expresión. Se comprobaba así empíricamente que los síntomas reemplazaban a procesos psíquicos sofocados, ya que una vez que el enfermo hacía su catarsis el síntoma desaparecía.
Es aquí donde aparece un detalle que es importante resaltar.
Una vez ocurrida la catarsis, estando el enfermo aún bajo hipnosis, el hipnotizador le impartía la orden sugestiva de olvidar la situación traumática.
La curación consistía en que, una vez despiertos, los pacientes no recordaran el episodio traumático ni lo sucedido durante el trance. A esta particular intervención se refiere Freud con sugestión directa.
Veamos, en este sentido, dos citas textuales.
En la de la 28 conferencia de “Introducción al psicoanálisis” (1917) dice:
La sugestión directa es una sugestión dirigida contra la exteriorización de los síntomas, una lucha entre la autoridad de ustedes y los motivos de la enfermedad”. (pág. 408) y más adelante, “Para el médico, a la larga se volvía...monótona: prohibir en todos los casos, de idéntica manera y con el mismo ceremonial, la existencia a los más variados síntomas, sin poder aprehender nada de su sentido y su significado” (pág. 409).


¿Por qué fracasó la técnica sugestiva realizada bajo hipnosis?
Una primera razón consistió en que los síntomas, desde el punto de vista etiopatogénico, estaban multideterminados, y el médico durante el trance conseguía prohibir sólo una de las varias líneas que participaban en su producción, no todas.
Por otro lado, en lo concerniente ya a la sugestión, al estar la cura sustentada en la orden de olvidar, con el reforzamiento represivo que implicaba, los síntomas reaparecían una vez que se debilitaba la influencia psíquica que la autoridad médica ejercía sobre el paciente.
En la segunda cita Freud lo menciona textualmente:


“Si abandoné tan pronto la técnica sugestiva y, con ella, la hipnosis, es porque dudaba de poder hacer una sugestión tan fuerte y resistente como se requería para una curación duradera” (1905 pág 250).


Una vez que Freud abandonó la técnica sugestiva, intentó diferenciar claramente la sugestión directa, de la que se valía el método hipnótico, de la sugestión psicoanalítica.
En la primera, como vimos, sólo se intentaba reforzar las represiones imponiendo el olvido. Ese sería el sentido preciso del cobre de la sugestión directa, metaforizado como los tratamientos per vía di porre. (1905 pág 250)
En la terapia psicoanalítica, en cambio, el analista toma en sus manos la sugestión con el valor inicial de crédula expectativa (1905 pág 248), más tarde conceptualizada como transferencia positiva sublimada (1912 págs 102-103), y la utilizará con el fin de resolver las transferencias posibles en el paciente.
Textualmente:


En esa medida confesamos sin ambages que los resultados del psicoanálisis se basaron en una sugestión; sólo que por sugestión es preciso comprender lo que con Ferenczi (1909) hemos descubierto ahí: el influjo sobre un ser humano por medio de los fenómenos transferenciales posibles con él. Velamos por la autonomía última del enfermo aprovechando la sugestión para hacerle cumplir un trabajo psíquico que tiene por consecuencia necesaria una mejoría duradera de la situación psíquica” (1912 pág. 103).


Con esa finalidad instaura Freud la regla fundamental (1904), a la que el paciente deberá atenerse, y de ese modo consigue la ampliación de la conciencia que previamente se lograba con la hipnosis.
Deja de buscar el recuerdo traumático, y en su lugar se propone explorar la superficie psíquica del paciente.
Queda así formalizada la técnica analítica, que tiene por objetivo hallar los retoños de lo reprimido. Estos nos servirán de guías para transitar el camino inverso que oportunamente realizara la represión. Una vez que conseguimos ubicarla, el trabajo analítico se propone cancelarla.
Así, la técnica per vía di levare, el oro puro de la terapia analítica implicará que los analistas podamos servimos de la sugestión para cancelar las represiones que están ya establecidas en el paciente, y que funcionan como resistencias internas.
Por último, al finalizar la cura analítica, será la transferencia positiva misma la que tendrá que ser disuelta, para que el paciente recobre plena libertad de sí.

Nota: Este texto es parte del trabajo "El hallazgo freudiano y su potencia en la clínica psicoanalítica actual". Publicado en la Revista Psicoanálisis de APdeBA. Nro 1. Vol. XXIX, del 2007.

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