Dra. Lía Ricón
Importa
tomar conjuntamente los tres ejes, con el muy intencionado paréntesis porque
justamente estos tres conceptos usados por los psicoanalistas a partir de ser conceptualizados por Freud, no son privativos de los tratamientos
psicoanalíticos.
Pensando
en la tarea de los pioneros que difundieron el psicoanálisis de modo tal que
hoy Buenos Aires es la ciudad con más especialistas me importa enfatizar la
universalidad de estos conceptos.
La
transferencia y la contratransferencia,
consideradas en un sentido amplio, que para mayor comodidad llamaré las
transferencias, se dan absolutamente en todas las relaciones humanas. El
conocimiento de las modalidades, mecanismos y consecuencias es útil para
docentes, para empresarios para abogados
y para todo quien tenga relación con personas. Los psicoanalistas
conocemos como se establecen, como se desarrollan, como se potencian o se
desconocen. Lo que importa es que este fenómeno descripto y planteado por
Freud tendría que ser un tema incluido en toda ciencia social, no solo en
los seminarios de las instituciones psicoanalíticas.
Las
intervenciones del psicoanalista o del psicoterapeuta están presentes obvio en
los tratamientos que todos psiquiatra efectúan con quienes los consultan. Los
psicoanalistas, estudiamos, formulación, timing, elección del tema entre todo
lo planteado por el consultante, etc. Enfatizo que todo psicoterapeuta de
cualquier modelo se enriquecería entendiendo las sutilezas de este concepto que puede habernos llevado más
de un seminario en nuestra formación.
El
encuadre que entiendo como ese soporte en el que se desarrollan los contenidos
es también universal no solo para el desarrollo del proceso psicoanalítico,
sino para el desarrollo de cualquier proceso terapéutico. No solo esto, el
proceso de aprendizaje también tiene un encuadre y este último se da tanto en
la enseñanza de las ciencias como en las capacitaciones de todo tipo para
trabajos tanto de cualquier técnica como de actividades como las que aparecen
en una licenciatura de Turismo y Hotelería.
Estas
perlas de la teoría son las que debemos enfatizar y poder así mantenernos
fieles al espíritu y no a la letra de la obra de Freud.
Cito
la frase de un filósofo aparecida en un capítulo en el que trata la filosofía
de Epicuro versus Platón. La frase es: “Se mata a un gran pensamiento
retomándolo al pie de la letra, ya que lo único que importa es el espíritu”. (Onfray 2.008)[1]
Lo
dicho para informar a los detractores del psicoanálisis que no es bueno tirar al chico con el agua del baño y enfatizar lo que sigue siendo vigente de la
obra freudiana y poder entender que hay otros aspectos en los que se impone muy
especialmente mantener el espíritu y no la letra. Me estoy refiriendo al modelo
heteronormativo de la sexualidad con el que se desarrolla la teoría a partir de
Tres ensayos.
Importa
entender que la sexualidad humana es un punto de la evolución. Si empezamos a
partir de una célula que adquirió autonomía y tuvimos primero una reproducción
asexuada, la sexualidad tal como está hoy en los humanos, no es, ni fue nunca
definitiva. La diversidad sexual existió
a partir de la reproducción sexuada. El humano no es un producto terminado, no
fue creado, está en evolución. Esto quiere decir que por ejemplo las zonas de
fijación de la libido y la idea de haber llegado a la culminación en la etapa
fálica genital es equiparable a la primera idea darwiniana de creer que el
hombre está en la cúspide de la evolución[2].
Entiendo así que estos conceptos aceptados sin adecuación a lo conocido en la
actualidad, implican que este aspecto de la teoría es fijista y creacionista.
Estos
párrafos muestran por una parte los aciertos universales de Freud y por otra la
necesidad de revisar otros aspectos de la teoría.
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